Día CERO : (15/03/20) Preparar la casa, la familia.
Es oficial, el colegio trató de seguir vida normal hasta el final, pero se impone la prudencia y el «quedarse en casa». Los niños lo toman bien, adoran su colegio, sus amigos, hasta la comida de la cafetería, les va a hacer falta. No es fácil responder a preguntas de porqué, hasta cuando… que va a pasar, que puede pasar? Todos somos nuevos en esto, hasta el colegio en el sistema de clases virtuales, para lo cual solicita dos días de adaptación, con lo cual lunes y martes habrán tareas y asignaciones varias, y solo hasta el miércoles se da inicio formal a las clases virtuales. El colegio es serio y no improvisa, me gusta su aproximación al tema y la forma cómo han manejado la situación.
Con mi esposa no sabemos mucho cómo será la cosa. Nunca hemos tenido que quedarnos en casa contra nuestra voluntad, menos con los niños, sin colegio y con la necesidad de hacer que las cosas parezcan lo más normal posible.
El mejor «meme» de todos :
«lo del cierre de los colegios, es con los niños adentro, cierto ?»
Durante la cena hablamos del tema. «Niños, importante ser solidarios, tener paciencia, ayudarnos, hacer de esto una experiencia enriquecedora». Luisa tiene 9 años, para ella casi todo es nuevo y divertido. Los mayores son más escépticos, pero toman bien el asunto.
Hay ideas, planes para hacer en momentos de ocio, actividades para hacer en familia.
Lo primero que se me viene a la mente, algo de humor y adaptación de la casa a la situación particular de «colegio en casa». Es así como busco unas imágenes, saco unos impresos y decoro la casa !
Ubicar a cada niño en un lugar de la casa, como las dos niñas menores comparten cuarto y a la menor hay que ayudarle, lo más seguro es que un día «vaya a la oficina» con el papá, y el otro con la mamá.
La tentación de Netflix, Tic Toc, etc, es grande, el reto en este campo es menor. De ahí la importancia de crear espacios, tiempos y rutinas.
A partir del lunes las rutinas serán estrictas, nos vamos a levantar un poco más tarde, pues no hay que correr para tomar un bus, ni hay que invertir tiempo en desplazamientos. Punto positivo para tener en cuenta.
Vamos, como siempre lo hemos hecho a desayunar, almorzar (ahora que los papás pueden venir de la oficina y los niños están en casa) juntos y cenar. La conversada en la mesa es un hábito precioso que muchas familias dejan pasar y fortalece enormemente los lazos, la complicidad, la expresión oral, la autoestima y el interesarse por los demás. Es el momento para contarnos que pasó durante el día, temores, angustias, cuentos, historias, y compartir en familia.
Les seguiré contando cómo nos va con esta aventura.