Yo pago mis propios impuestos
La arrogancia, el poder y la forma de hacer las cosas «llevado por su propio parecer» no son la forma correcta de actuar y proceder. El pago de impuestos, la sensatez y el respeto a la ley son indispensables si se quiere iniciar, avanzar o dar continuidad a un proceso de planeación patrimonial familiar exitoso.
Este relato surge de una primera entrevista a un «potencial cliente» que terminó en eso, una única y corta reunión donde no solo no se concretó la asesoría, sino logré aprender bastante sobre actitudes que no contribuyen en nada a procesos efectivos y exitosos.
Cuando una familia busca asesoría para estructurar, planear y ser más eficientes en el manejo de su patrimonio, su empresa y sus relaciones familiares, lo que en Lozano Vila & Asociados denominamos «Planeación Patrimonial Familiar», lo hace basada en algún tipo de motivación. Esta motivación puede ser incipiente, normal, o avanzada.
Me refiero a motivación incipiente, cuando en el seno de la familia o de sus líderes no existe aún un convencimiento cierto y genuino que los esté llevando a buscar orientación y consejo. Es como cuando usted va al médico por que sintió algo, porque le toca, porque lo obligaron, no por una convicción propia basada en la conciencia de tener cuidado e interés por su cuerpo y su salud.
Es común ver como asisten a una primera consulta miembros de la familia que van con los pies arrastrados, obligados y sin ningún interés. Lo hacen por cumplir algún tipo de tarea que surge a raíz de la última pelea familiar, de un desacuerdo o de un acuerdo (mal) logrado entre los miembros de la familia.
La motivación «normal», por así llamarla, surge cuando el interés es mayor y basado en algún tipo de conciencia que se va generando en el núcleo familiar por alguna de las siguientes razones:
- Un evento que haya suscitado la consulta o el interés por dejarse asesorar
- La recomendación de un amigo
- La incitativa de algún miembro de la familia.
- El liderazgo y conducción de un lider de la familia que quiere conducirla hacia una nueva dimensión y etapa de sus relaciones
La motivación avanzada corresponde a cuando la familia ha alcanzado algún grado de madurez e interés en relación con los temas de planeación y continuidad del patrimonio familiar, crecimiento del negocio y mejoramiento de sus relaciones familiares. Esto tiene origen en los mismos eventos enunciados más arriba, la diferencia es que el interés crece y el proyecto se convierte en algo de la familia, no de unos cuantos, de uno solo, o del patriarca que manda, y manda mal.
El relato
Volvamos al relato del patriarca que hace la consulta y quien revela (bajo total confidencialidad) algunos aspectos sobre su precaria estructura societaria y fiscal, donde se evidencian prácticas del pasado, en desuso y abiertamente contrarias a la ley, máxime frente a las generosas oportunidades de normalización que ha brindado el gobierno nacional en los últimos años.
Mi primera observación sobre la estructura está orientada a sugerir la normalización de activos omitidos y a tener una estructura de declaración y reporte de activos que se compadezca con la realidad del tamaño del patrimonio que tiene la familia. Parece increíble, pero en ciertos individuos constituye motivo de orgullo mostrar como han sido capaces a lo largo de los años de «evitar» el pago de impuestos a través de figuras, maniobras y otro tipo de ilegalidades.
Sin solicitar mucha explicación, toma la palabra el «potencial cliente», y afirma : «Doctor, es que yo pago mis propios impuestos». – Como así ? le pregunté. – «Muy fácil, vea Doctor. Todas esa plata que yo pagaría de impuestos se la van a robar finalmente, entonces yo lo que hago es que la guardo y la invierto en obras sociales, la reparto en la familia, le doy casas a los empleados de la finca, es decir, yo administro esos impuestos y los pago como se me da la gana».
Ante esta explicación no solicitada, consulté al personaje sobre su deseo y voluntad de darle un giro a la situación y asumir una nueva actitud frente a la realidad económica, fiscal y humana de nuestro país, ante lo cual me respondió : – «Ni loco doctor !».
Fin de la reunión.
Ω
A manera de conclusión, reflexiones
La piedra angular de un proceso de planeación, de cualquier tipo, donde se impone la grandeza de imaginar escenarios, romper paradigmas y cambiar situaciones supuestamente consolidadas, es tener la actitud y la voluntad para adoptar una nueva postura y conducta en un mundo que avanzó más rápido que las costumbres, forma de ser y actitud de las personas, en este caso del núcleo familiar dirigido por un patriarca «chapado a la antigua» y llevado de su propio parecer.
Este patriarca es un mal capitan de barco, que frente al «Iceberg», se obstina a poderlo atravesar y no hace caso de señales claras que le indican que un giro se impone para evitar la tragedia. Por lo general este tipo de personajes no se dejan asesorar, no permiten que bajo el liderazgo de las siguientes generaciones se inicie un proceso y llevan a la familia a una situación de incertidumbre y riesgo difícil de dimensionar.
Recoger los platos rotos resultará a la postre más costos que haber iniciado un proceso de planeación cambiando de actitud, de conductas, de paradigmas y alineándose con las nuevas tendencias que marcan el nuevo orden mundial y nacional donde declarar los activos y pagar impuestos es una obligación ineludible.
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